Úrsula Corberó es una asesina en "El cuerpo en llamas", la serie basada en un caso real
Hoy se estrena en Netflix este título de ocho capítulos inspirada en el llamado "crimen de la Guardia Urbana" donde interpreta a Rosa Peral, que aún cumple condena por la muerte de expareja.
C.C./EFE
El 4 de mayo de 2017 un macabro hallazgo remeció España. Ese día fue encontrado un cuerpo carbonizado al interior de un auto. Se trataba de Pedro Rodríguez, un agente de la Guardia Urbana de Barcelona de 38 años, que luego se determinó que había sido asesinado por su pareja, Rosa Peral y la amante de ella, Albert López, ambos uniformados también.
La historia fue llevada a la pantalla para Netflix y llegará hoy a esa plataforma bajo el título "El cuerpo en llamas", protagonizada por Quim Gutiérrez y Úrsula Corberó, la actriz española mundialmente conocida por su papel de Tokio en "La casa de papel".
Un caso real
Pero a diferencia de esa serie, en que dio vida a una aguerrida asaltante de una banda ficticia, en este nuevo proyecto Corberó tuvo que ponerse en la piel de una mujer real, que planeó y concretó junto a su amante el asesinato de su pareja.
En entrevista con EFE, la actriz explicó que no tuvo más remedio que enfrentarse a este papel "con mucho respeto y con un poco de presión también", porque se trata de una persona real que además, al menos en España, la opinión pública vio en televisión recientemente.
"Había una delgada línea que se tenía que encontrar, eran unos personajes un poco de barrio, pero con una propuesta estilística elegante", detalló. "Se sabe que son dos personas malvadas, pero "¿de dónde viene esa maldad?", se preguntó Corberó. "Me interesaba mucho meterme ahí porque sentía que todo lo que sabía la gente del caso era como quedarse en la primera capa de la cebolla (...) Quería que el espectador, como yo fui entendiendo cosas del personaje mientras rodaba, también llegase a sus conclusiones", añadió.
Rosa Peral tenía 36 años al momento del crimen, y Albert López, 39. El juicio comenzó el 3 de febrero de 2020, y durante el proceso, ambos se culparon mutuamente. Peral acusó que López había asesinado a su novio por celos, mientras que él dijo que ella lo había matado porque la había agredido y que le había pedido ayuda para deshacerse del cadáver. A fines de marzo de 2020, ambos fueron condenados a 25 y 20 años de cárcel respectivamente.
La justicia le dio cinco años más de cárcel a la mujer por la relación de parentesco que tenía con la víctima.