Redacción / Andre Malebrán

En Chile, la inclusión escolar no es una iniciativa reciente. Aunque los Proyectos de Integración surgieron en la década de los 90, la Ley General de Educación, promulgada en 2015, impulsó la creación de una ley específica que establece la obligación de que todos los establecimientos educativos que reciben financiamiento o subvención del Estado desarrollen planes de apoyo para garantizar una educación libre de discriminación, cuyo principio rector sea la educación para todos

Actualmente, diversos debates teóricos y prácticos están en marcha para ampliar el desarrollo de la inclusión en Chile, y se están llevando a cabo en universidades, grupos de investigación, fundaciones, organismos internacionales y de la sociedad civil. El objetivo es avanzar de manera acelerada, pero sostenible, para lograr una educación de calidad.

Según Francisco Gárate, doctor en innovación y planificación educativa y coordinador de Educación en OEI Chile, el desafío de la inclusión es tremendo, pero se puede lograr mediante la cooperación y la colaboración. Gárate considera que la promulgación reciente de la Ley TEA, 21.545, es un gran avance para el país, ya que sienta las bases para el reconocimiento y la valoración de esta condición.

"Los sueños de una educación de calidad para todos y todas son reales y posibles en nuestro país. En las comunidades educativas, se han generado avances importantes en inclusión y valoración de las diversidades presentes en la sociedad, desarrollando proyectos en donde la institución se flexibiliza y adapta al contexto y situación de sus niños, niñas y jóvenes. En este sentido, los docentes, han tenido una destacada ética profesional para enfrentar las diversidades y hacerlas parte de su desarrollo profesional y espacio de convivencia diaria, su práctica pedagógica", explica.

"Esta ley viene a reivindicar la inclusión de todos aquellos que históricamente han sido excluidos y marginados del sistema. Genera la sensación de que debemos avanzar más rápido y firme en esta materia, pero sin olvidar que existen muchas Necesidades Educativas Especiales, NEE, que aún no son visibilizadas y comenzar a trabajar por las Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP)".

Para Gárate, es fundamental avanzar en la cobertura integral de las NEE y las BAP mediante programas que inyecten recursos permanentes a las instituciones educativas, con el objetivo de brindar una educación de calidad. "Se debe disponer de recursos y materiales didácticos que permitan una estimulación y atención adecuada, que refleje las necesidades y las potencialidades de los estudiantes", agrega.

Además, Gárate destaca la importancia de que el sistema educativo tome en consideración las diversidades presentes en las BAP, cambiando el concepto no solo en lo teórico, sino también en la forma en que la sociedad actúa frente a las diversidades.

Hoy en día, la gran mayoría de los establecimientos educativos en Chile cuentan con los denominados Proyectos de Integración Escolar (PIE), que incorporan las NEE y establecen una reglamentación particular. Sin embargo, debido a la pandemia y a las clases virtuales, aún queda una deuda pendiente en la generación de recursos específicos para niños, niñas y adolescentes con NEE. A pesar de algunos avances mediante aplicaciones y software, el acceso a la tecnología en la educación sigue generando brechas de aprendizaje y barreras de participación, y es necesario abordar las BAP.

De esta manera, el trabajo colaborativo y la visión de una educación de calidad para todos es un desafío común en la transformación de la educación en Chile. Las comunidades educativas deben implicarse y generar mecanismos de diagnóstico, planificación e implementación de la inclusión en los centros educativos con sentido de ecología y equidad.

Al respecto, el Primer Congreso Internacional de Educación Inclusiva virtual organizado por Santillana, a efectuarse esta semana con la colaboración de UNICEF, UNIR, Fundación Santillana, la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC), es una muy buena instancia para que quienes estén interesados en abordar este tema adquiera nuevos elementos.

26 y 27 de abril es el Primer Congreso Internacional de Educación Inclusiva virtual.