Lascar: A 30 años de la erupción más violenta del norte de Chile
Tres décadas han pasado de una de las erupciones más icónicas del país. Sus protagonistas y científicos la recuerdan.
Desde el siglo XIX que el Volcán Lascar ha registrado más de una treintena de erupciones, lo cual lo convierte en el más activo del norte de Chile. Recientemente, en diciembre del año pasado, registró un nuevo pulso eruptivo que alcanzó una altitud de seis mil metros sobre el nivel del cráter.
El primer registro de actividad data de 1854 y cuenta con erupciones caracterizadas por la emisión de columnas de tefra,lo cual corresponde a cenizas y otros elementos expulsados desde el volcán.
El Lascar se ubica a 70 kilómetros al sudeste de San Pedro de Atacama y tiene una altitud de cinco mil 592 metros. Dentro su vasto historial de erupciones existe una que no sólo fue icónica para este imponente volcán, sino que además se trataría de la más emblemática del norte.
Ésta fue la que se registró hace exactos 30 años, el 19 de abril de 1993. Ese día el macizo inició la actividad volcánica explosiva que duraría 32 horas y que alcanzó una altura máxima de 20 kilómetros sobre el cráter. La pluma eruptiva (cenizas), en tanto, fue arrastrada cientos de km hacia el sudeste, llegando incluso hasta la costa atlántica de Argentina y Brasil.
Es por ello que ésta se considera la tercera erupción más violenta de la que se tiene registro en Chile, y la más explosiva de este macizo, en los últimos siete mil años.
Por el 30 aniversario de este suceso, el Instituto Milenio de Riesgo Volcánico Ckelar Volcanes de la Universidad Católica del Norte (UCN) recordó cómo ocurrió ese hecho. Fueron dos días intensos de cielos oscurecidos, de "estallidos" diarios de piedras y cenizas, con luces nocturnas de lava… Se trataba de la erupción del "tata" Lascar, como lo llama la cultura Lickanantay, la que comenzaba durante la tarde del domingo.
Aquel día las comunidades cercanas vieron emerger una enorme columna de cenizas en el cielo. "Era ver una coliflor que crecía a medida que pasaban las horas del día. Era enorme, cubría el cielo y oscurecía todo San Pedro de Atacama", recuerdan en el pueblo, las personas mayores. Algo similar comenta el vecino Manuel Cáceres de 73 años: "La erupción se veía de lejos y era enorme, pero aquí en San Pedro no ocurrió nada, pero sí en localidades más cercanas como Talabre". En efecto, el Lascar se encuentra a sólo 17 kilómetros de esa comunidad indígena atacameña y es uno de los 21 volcanes activos de la Región de Antofagasta.
"La erupción de 1993 estuvo caracterizada por al menos nueve pulsos eruptivos de distintas intensidades, que generó caída de tefra y que dio origen a flujos piroclásticos por colapso parcial de la columna eruptiva. Estos flujos son corrientes de alta temperatura compuesto por material expulsados del volcán, más rocas y gases,", explica Alfredo Esquivel, investigador doctorante del Instituto Milenio de Investigación en Riesgo Volcánico Ckelar Volcanes.
La erupción tuvo una duración total aproximada de 32 horas y alcanzó una altura de 20 km sobre el nivel del cráter, cuando ocurrió el pulso de mayor intensidad el 20 de abril entre las 06:28 y la 09:20 horas.
"Estos flujos piroclásticos -agrega el geólogo de la UCN- alcanzan temperaturas de entre 400 y 900 grados centígrados y velocidades superiores a los 120 kilómetros por hora. Por lo tanto, el tiempo de reacción que proporciona este proceso volcánico es muy breve, es cuestión de minutos una vez que se origina el flujo piroclástico", agrega.
"El volcán Lascar es un volcán de fuego, es peligroso. Tira lava", así lo describe el poblador Ángel Salva, que hoy vive a los pies del "volcán del agua", el Licancabur. "Las cenizas de esa erupción llegaron hasta Argentina y yo me encontraba haciendo trueque de animales en el paso fronterizo de Jama. A las tres de la mañana empezaron a caer cenizas y estaba todo oscuro, uno no podía ver en pocos metros más allá, había un olor muy fuerte a azufre y se escuchan explosiones", recuerda.
La arqueóloga y exalcaldesa de San Pedro de Atacama en 1993, Ana María Barón, recuerda que "estar debajo de esa nube fue una experiencia espeluznante, al mismo tiempo hermosa. Para mí ha sido la experiencia más grande que he tenido con la naturaleza". Cuenta que como autoridad tuvo viajar de urgencia a Talabre para evacuar al pueblo. Sin embargo Fabio Soza, que dirigía la localidad en aquella época, nos aseguró que no dejarían sus casas, ya que su relación con los volcanes no era la misma de la gente no atacameña".
Paula Ramos, geóloga atacameña y habitante de San Pedro de Atacama, explica parte de esa cosmovisión: "La mirada que tenemos por nacer y criarnos aquí en el Desierto de Atacama, es distinta, ya que sabemos que los volcanes nos protegen. Nosotros tenemos una relación muy grande con la tierra, la naturaleza, la pacha o patta hoiri, que es la madre protectora. Y, los volcanes son parte de ella, por lo tanto, cuando ellos erupcionan sabemos que es parte de lo que debe ocurrir y los abuelos nunca nos han transmitido miedo o temor".
Para recordar los 30 años de la erupción de Lascar, la comunidad de Talabre y Ckelar Volcanes programaron para la jornada de ayer, en la localidad, un acto conmemorativo con charlas de conocimiento ancestral y de ciencia volcánica, una feria científica y la erupción del volcán viajero.