El impacto de las altas temperaturas en la flora y fauna regional
Científica de la UCN explica cómo está afectando el cambio climático en los ecosistemas de la zona.
Ricardo Muñoz E./Redacción
El reciente verano fue calificado como "el más caluroso de los últimos 10 años", según el académico de la Universidad Católica del Norte (UCN), Miguel Murphy.
Y es que se perciben veranos cada vez más calurosos y también inviernos con temperaturas más frías y precipitaciones cada vez más frecuentes, lo cual altera el tradicional clima templado de la costa de la Región de Antofagasta.
Dentro de las causas de este fenómeno se encuentran la transición del fenómeno de la Niña al Niño y los efectos globales del Cambio Climático, lo que también enciende las alarmas por el impacto que pueden ocasionar las temperaturas en la flora y fauna de la zona.
Esto es lo que explica la ingeniera ambiental y académica también de la UCN, la doctora Bárbara Fuentes, quien analiza las variables y alteraciones que experimentan las distintas comunidades de seres vivos presentes en los ecosistemas de la zona.
"Últimamente nos hemos enfrentado a temperaturas extremas, sobre todo durante marzo. Lo interesante es que estos eventos han sido cada vez más frecuentes. Los habitantes de Antofagasta hemos notado cómo ha cambiado el clima a través de los años", señala la investigadora del Departamento de Ingeniería Química de la UCN.
Si bien la oscilación de temperatura es multicausal en la zona, con la transición de la corriente de La Niña a El Niño, entre otras razones, la doctora en Ciencias Naturales advierte que la actividad humana está generado distintos efectos en el clima del planeta.
"Hay consecuencias en los ecosistemas a todo nivel, tanto en la flora, fauna y en las personas que habitan el territorio. Por ejemplo, en la fauna se aprecia que los animales deben gastar más energía para tener mayor ventilación, buscar refugio para poder estar a la sombra, o cambiar sus hábitos y horarios para buscar alimentos. Todo eso va impactando en su ciclo vital", comenta.
La científica advierte que esta situación podría afectar tanto a especies terrestres como marinas. Es por ello que pone como ejemplo el cambio en los ciclos de anidación de ciertas aves que dependen del océano, los que obedecen a los patrones y disponibilidad de alimento que existe en el mar para ellas:
"Si aumenta la temperatura hay variaciones en la disponibilidad de alimentos, ya que los bancos de peces cambian su ubicación, lo cual afecta a las aves que forman parte de la cadena".
La investigadora señala que en invierno temperaturas mucho más frías que las habituales también generan consecuencias y cambios conductuales en la fauna local. "Tienen que buscar nuevos refugios, cambiar las horas en que salen a alimentarse y sus presas también experimentan cambios de hábitos", especifica.
Flora
En el caso de la flora, la doctora Fuentes explica que las especies del desierto están adaptadas para sobrevivir en condiciones de extrema aridez:
"Tienen sistemas especiales en su metabolismo, con ciertas herramientas para acumular más agua. Pero cuando las temperaturas son mucho más altas que lo normal, ellas están más expuestas, ya que permanecen durante más tiempo ante condiciones de sol y calor extremo durante el día, lo que afecta su metabolismo y su desarrollo".
Añade que otra interrogante es saber qué va a pasar con aquellos ecosistemas que están bajo la niebla, y que es posible encontrar en los sectores altos, cerros y quebradas de la comuna de Antofagasta:
"Si es que desaparece o hay variación en esta niebla o camanchaca costera el ecosistema de plantas asociado a ella puede verse afectado o desaparecer".
Pero además, la especialista sostiene que el calor no sólo puede alterar a las plantas, sino también a la vida microbiana.
"Hay investigaciones que muestran que las últimas grandes lluvias registradas en 2012 cambiaron la microbiología del desierto, ya que estas formas de vida están adaptadas para sobrevivir al límite con muy poca agua y de pronto tuvieron un superávit al cual no estaban acostumbradas".
Mientras que, por supuesto, los efectos del cambio en la temperatura de la zona también tienen un impacto en la población que habita la ciudad y sus alrededores. Es por eso que la profesional explica que las personas tienen que ir acomodando su forma de vida y hacer uso de nuevos conocimientos para hacer frente a esta situación.
"Tenemos que enfrentar nuevas condiciones climáticas, tener mejor ventilación y buscar lugares con sombra. Por eso es importante cómo se van configurando las ciudades y su arquitectura. Esta situación no es sólo durante la época de calor, ya que en el invierno las personas también tienen que ir adaptando sus hogares para hacer frente a las bajas temperaturas", afirma.
"Hay consecuencias en los ecosistemas a todo nivel, tanto en la flora, fauna y personas que habitan el territorio"
Doctora Bárbara Fuentes.
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