Papa Francisco y los tesoros
Estimado director:
El papa Francisco en la tradicional Misa del Gallo celebrada en la Basílica de San Pedro en Roma, en su homilía denunció "La existencia de una humanidad insaciable de dinero, poder y placer, que devora a los más débiles..."
Agregó: "Pienso sobre todo en los niños devorados por la pobreza y las injusticias".
Y les pidió a los católicos del mundo... "No dejemos pasar esta Navidad sin hacer algo de bueno".
En una oportunidad, se le preguntó al papa Francisco... ¿Por qué la Iglesia Católica no vende sus tesoros para ir en ayuda de los pobres del mundo, de los que tienen hambre, etcétera?
La respuesta del papa Francisco fue... Esta es una pregunta fácil, no son los tesoros de la Iglesia, sino que son los tesoros de la humanidad.
Papa Francisco, considerando que su respuesta a la pregunta es la misma que han dado todos sus antecesores, siglo tras siglo, ¿no le parece a usted que hoy ameritaría, con todo lo que ocurre en el mundo por ejemplo la hambruna, que el Vaticano pase de predicar a practicar "Dando hasta que duela" (Padre Alberto Hurtado)? Porque deberíamos estar de acuerdo de qué le servirá a la Iglesia Católica cuidar tantos tesoros de incalculable valor por tanto tiempo, si mañana, en un futuro no tan lejano, con tantas lacras, pandemias, guerras y principalmente el hambre mundial, literalmente no habrá humanidad que esté en condiciones de admirar y contemplar "in situ" los grandes tesoros de la Iglesia Católica que hoy están bajo su resguardo?
Papa Francisco, tengo todo el convencimiento que si usted transforma todos los tesoros del Vaticano en ayuda concreta para todos los pobres del mundo, a los grandes olvidados, a los silentes por el hambre, el más feliz, el más dichoso con su proceder será su "Gran Jefe", y a quien usted ni más ni menos hoy representa en la tierra.
Papa Francisco, tranquilo, todo lo demás son expresiones, acuerdos, reglas y costumbres creadas por los propios hombres para los hombres y nada más. Lo insto que pase "del predicar a practicar", no se arrepentirá, definitivamente su acción, marcará en la historia grande de la humanidad, un antes y un después, amén...
Luis Enrique Soler Milla