Ricardo Muñoz Espinoza

Mediados de noviembre y ya comienza a despedirse el año escolar, sobre todo para los cuartos medios que egresan antes para rendir la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), prácticamente cerrando este 2022 que se ha convertido en un periodo bastante especial: tras dos años de confinamiento y clases online por la pandemia, los estudiantes volvieron a las aulas.

Si bien la crisis sanitaria por el Covid-19 aún no finaliza oficialmente, algunos ya están denominando al actual periodo sin confinamiento y con medidas de prevención más flexibles, como el de "postpandemia", en el que durante todo este año se han visto lo que serían las consecuencias de un aislamiento prolongado, sobre todo en los niños y jóvenes del país.

Y es que según varios expertos no sólo el aprendizaje fue afectado por el largo encierro de dos años, sino que también las relaciones sociales y emocionales de los jóvenes con sus compañeros, lo que habría gatillado hechos de violencia como peleas en colegios, bullying, amenazas de tiroteos y hasta agresiones a profesores de parte de los alumnos, sobre todo en el primer semestre.

De hecho, en las estadísticas la Superintendencia de Educación (nacional) determinó que las denuncias de agresiones físicas y psicológicas aumentaron en un 56,2% en comparación a los años antes de la pandemia.

Esto también ha motivado un incremento de consultas en atención de salud mental en recintos clínicos, como el Hospital Carlos Cisternas de Calama (HCC), en donde el mayor número de afectados por los efectos postpandemia corresponde al de niños y jóvenes.

"La demanda asistencial ha ido aumentando en los distintos niveles, tanto en el primario, secundario, como en el terciario de salud. Evidentemente, hay un desafío importante para poder dar respuesta a las problemáticas de salud mental respecto a la postpandemia, las que se han visto incrementadas en el último tiempo, fundamentalmente en la población infanto-juvenil", dice Galvarino Pérez, psicólogo y gestor clínico del Centro de Salud Mental Comunitario de Calama (Cosam) del HCC, quien añade que si bien años anteriores se había registrado esta situación, el encierro y luego el desconfinamiento parece haberla agudizado.

"Básicamente una de las dificultades más concretas y objetivas en la que se vieron los jóvenes en el contexto de la pandemia fue el distanciamiento de sus grupos de pares, la dificultad para poder mantenerse en el contexto escolar y la carga y el estrés adicional que significó el retorno a las clases de modalidad online. Todos eso significó un aumento en los niveles de problemáticas de salud mental juvenil y desde ahí hay un desafío importante, el de poder acompañar, acoger y apoyar esa problemáticas", explica el profesional.

Pérez, añade que las consultas que más se han visto en el Cosam, no sólo en niños y jóvenes, sino que también en pacientes adultos, son por depresión y ansiedad:

"Las principales patologías que uno puede observar son los cuadros de depresión desde leves, moderadas a severas, las que están muy presente en la sociedad. En el contexto de la pandemia pudieron haber aumentado también los trastornos de ansiedad, los trastornos adaptativos prolongados por los distintos cambios que experimentó la población, lo que pudo haber generado además, un incremento en la incidencia de los trastornos del ánimo, cuadros depresivos, alteraciones del sueño, etcétera".

Por eso el profesional llama a estar alerta a las señales que podrían indicar la presencia de estas enfermedades: "Cambios o alteraciones en el estado de ánimo, en la higiene del sueño, dificultades para dormir, para mantener la concentración. En adultos, el agotamiento permanente que pudo haber significado el contexto del teletrabajo, el desempleo o el aumento del costo de la vida".

Es por ello que aconseja el volver al contexto social al integrar algún club deportivo u organización, hablar el problema con los familiares y amigos y, por supuesto, consultar a un especialista.