¿El miedo a las matemáticas puede ser una enfermedad?
Aunque es común no sentir ningún tipo de afinidad con los números, especialistas alertan de la existencia de la aritmofobia, un importante trastorno de ansiedad. Sepa cómo identificarlo y cuáles son las alternativas para enfrentarlo.
Ignacio Silva
Definirse como una persona sin afinidad con los números puede ser común. De hecho, en Estados Unidos se han llegado a popularizar poleras con mensajes irónicos al respecto, como "I'm too pretty to do math" o "Allergic to algebra", y no es raro escuchar a adultos definirse como malo o mala para las matemáticas.
Pero fuera de bromas e ironías, esa actitud puede relacionarse también con un problema de carácter psicológico. Se trata de la aritmofobia, un trastorno de ansiedad que provoca un miedo desproporcionado e irracional hacia todo lo que tenga que ver con números.
"Una persona con aritmofobia no mirará una factura de consumo o un extracto de su cuenta bancaria, tendrá dificultades a la hora de pedir un préstamo bancario, o si vamos a algo más del día a día, no comprobará los vueltos que le den al pagar porque le provoca gran ansiedad, angustia y estrés", aterriza Javier Arroyo, economista español y creador de Smartick, un multipremiado método online para enseñar matemáticas a niños.
Según el especialista, este trastorno puede manifestarse sintiendo miedo o bloqueo frente a una operación matemática.
"E incluso puede haber señales físicas como sudoración, dolor estomacal, presión arterial, palpitaciones o tener pesadillas con números", precisa.
Aunque a pesar de la sintomatología, el principal indicador para reconocer la aritmofobia es la presencia de un alto grado de ansiedad ante los números.
"No estamos hablando de una persona que prefiera la historia o la literatura a las matemáticas, sino de una persona que siente un gran miedo a cualquier asunto que tenga que ver con los números", apunta Arroyo.
Si bien no existe un consenso claro de cuáles son los factores que provocan este trastorno, diversos especialistas plantean que como toda fobia, tiene causas innatas y otras aprehendidas.
De hecho, según Jimena Mayorga, psiquiatra de la Universidad Autónoma de Barcelona, los factores genéticos se asocian a su desarrollo sólo en un 30%, mientras que los adquiridos representan el otro 70%.
"Como muchos trastornos psicológicos, lo más probable es que venga de un trauma ocurrido en la infancia, puede que durante su etapa como estudiante si tuvo una mala experiencia con la asignatura de matemáticas. No se trata de un problema intelectual sino emocional. En muchos casos se habla de la "profecía autocumplida", es decir que la ansiedad dificulta el aprendizaje y disminuye la confianza en la capacidad", complementa Arroyo. "Las personas con aritmofobia suelen asociar los números con una experiencia traumática que generó malestar".
Revertir
Si bien se trata de un trastorno complejo, tanto Arroyo como otros especialistas apuntan que sí se puede afrontar e incluso revertir.
El primer paso es buscar ayuda clínica, puesto que es un psiquiatra quien puede llegar a definir con certeza si se trata o no de un caso de aritmofobia.
En cuanto a tratamientos, el trastorno suele ser enfrentado con tratamiento farmacológico en casos severos o con apoyo psicoterapéutico en casos de menor complejidad.
Javier Arroyo, por su parte, apuesta por la prevención.
"Más allá de lo que pueda tratarse desde la psicología clínica, nosotros recomendamos que los niños desde los 4 años trabajen sesiones cortas de 15 minutos de matemáticas. La idea es que sean sesiones en las que las matemáticas se presentan en contextos reales y cercanos a la infancia, fomentando su autonomía y que se adapten a su ritmo de aprendizaje", explica el especialista. "Deberíamos aprender matemáticas trabajando desde pequeños en contextos reales. Por ejemplo, si utilizamos monedas y billetes para entender una suma o una resta, no solo se va a comprender mejor lo que estamos haciendo, sino que podremos inferir que esa operación que tendremos que realizar muchas veces hasta conseguir mecanizarla, nos sirve en el mundo real para trabajar con dinero".
Según Arroyo, generar esa cercanía con ejercicios y símbolos matemáticos lleva a evitar frustraciones en el futuro.
"Básicamente porque de esta manera los niños desde corta edad y con independencia del nivel de partida o capacidad de cada uno, pueden comprobar que ellos también pueden ser buenos en matemáticas", cierra.
"Las personas con aritmofobia asocian los números con una experiencia traumática.
Jimena Mayorga, psiquiatra U. Barcelona