Investigador advierte que vacunas contra el Covid-19 están perdiendo efectividad
El doctor en genética molecular y académico de la Universidad de Antofagasta, Angello Retamal, comenta que se necesitan nuevas fórmulas frente al largo historial de variantes del SARS-CoV-2.
En más de dos años de pandemia la comunidad mundial ha sido testigo de cómo el virus SARS-CoV-2 tiene una alta capacidad mutar, creando cada vez más variante de la muestra original (Alfa) de Wuhan, lo que le ha permitido ser aún más contagiosa y si bien hasta ahora menos letal, lo que más preocupa es la posibilidad que pueda eludir la efectividad de las vacunas.
Chile no está ajeno y la región tampoco. De acuerdo con los datos del Instituto de Salud Pública (ISP), a través de secuenciación genómica (el mapeo del genoma del virus) se han identificado 57 linajes y sublinajes de la variante Ómicron en el país, de las cuales las más recientes corresponden a las BA.4 y la BA.5 que actualmente preocupan a nivel internacional por ser aún más contagiosas que la original. En Antofagasta ya son 41 los casos detectados de BA.4 y ocho de BA.5, según el más reciente Informe de Secuenciación Genómica.
Tal como lo explica el doctor en genética molecular, director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia y académico de la Universidad de Antofagasta, Angello Retamal, la alta mutación del virus se debe a que hasta ahora no se ha podido controlar los contagios y esto permite que el patógeno pueda alojarse en hospederos disponibles.
"Cuando un virus infecta una célula, de esa célula salen cien mil virus distintos, entonces imagina… de un humano pueden salir millones de virus diferentes con nuevas mutaciones que pueden significar una mejora adaptativa. Por eso cada persona que se contagia es, en términos poblacionales, un verdadero universo para los virus", afirma.
Esto ponen en duda la efectividad actual de las vacunas, por lo que el doctor Retamal advierte que será necesaria una nueva generación que proteja contra las variantes que han aparecido, antes que la inmunización siga reduciéndose. En eso trabajan los laboratorios de todo el planeta.
"La capacidad de neutralización de las vacunas ha disminuido cerca de 40 veces con la variante Ómicron. Eso significa que si yo me vacuno y me enfrento a la variante original (Alfa) voy a tener un 100% de neutralización, pero si me enfrento a la Ómicron, voy a tener sólo 60% de neutralización, es decir, la protección bajó mucho, porque cambiaron ciertos elementos de la proteína Spike, que son las que el virus ocupa como llave para entrar a nuestras células", precisa.
¿-Es posible hacer nuevas vacunas eficientes para virus que tienen esta velocidad de cambio?
Sí, porque sabemos que algunos grupos de moléculas van evolucionando, y en esta evolución la zona que más ha mutado en la proteína Spike de este virus es la que interactúa con los receptores de la célula, entonces hay elementos que podemos predecir que no van a variar tanto, porque el virus está logrando una estabilidad físico-química que le está dando éxito. Son esas estructuras las que deberían ser más estables.
-¿Si han perdido efectividad, tiene sentido seguir vacunando con las formulaciones actuales?
Tiene mucho sentido, porque se logran niveles de anticuerpos que ayudan a contrarrestar el contagio. Dicho de otra forma, al vacunarnos con el calendario implementado por la autoridad sanitaria, logramos mantener niveles de anticuerpos que nos permiten controlar tempranamente la infección. Eso se ha visto en Chile.
Cuando comienza a aumentar la positividad y la gente se asusta porque vencen los Pases de Movilidad, las personas se vacunan, y el efecto inmediato es que se logra aplanar la curva, es decir, con las vacunas se reduce el contagio. Eso ha sido una realidad durante las últimas olas y está marcadísimo en los informes.
-¿Todas las vacunas han perdido efectividad?
Todas lo han hecho. Al principio se decía que Pfizer tenía tal efectividad, que Moderna o Sinovac tenían otro porcentaje, etc. Pero todas han perdido efectividad y es necesario actualizarlas.
Se sabe que los laboratorios están trabajando en ello y creemos que el próximo año ya debiera haber algunos resultados.
-¿Hacia dónde tienen que apuntar entonces las nuevas vacunas?
Hacia elementos estructurales en la proteína Spike que se han conservado en Ómicron y en Delta. Eso se puede predecir, hay un área de estudios que se llama dinámica de proteínas que permite, mediante el uso de software, predecir la interacción entre dos proteínas e identificar las zonas de mayor unión, las zonas donde pierden la capacidad de unión, etc.
Son programas bioinformáticos que permiten modelar interacciones moleculares entre proteínas y que son muy útiles en estos casos.
-¿Las nuevas vacunas pueden ser más duraderas también?
Se han optimizado las formulaciones, tanto en la naturaleza de los antígenos (elementos del virus para desarrollar una respuesta inmunológica contra el virus), como en los adjuvantes que aumentan la respuesta inmune estimulando componentes claves contra infecciones virales.
La duración siempre será motivo de estudio, porque son diversos los factores que impactan en la estimulación de componentes efectores y de memoria del sistema inmunológico. Estos factores dependen de las personas inmunizadas (edad, comorbilidades, etc.) y de la vacuna.