El mágico viaje al Espacio de los alumnos de la escuela de Michilla
El grupo de escolares del poblado ubicado en pleno desierto pudo conocer los secretos del Sistema Solar, gracias a la creatividad de una familia de educadores.
Poco a poco entran los pequeños vestidos con los buzos de papel blancos y los protectores faciales, los que esta vez no sólo servirán para prevenir los contagios de Covid-19, sino que también para poder viajar por el espacio sus propios cohete. Así, al ritmo de la obertura de las películas de Star Wars, van ingresando al mismísimo Sistema Solar.
Es un viaje con la imaginación lo que les permite al grupo de alumnos visitar nuestro vecindario cósmico, pero en el salón de clases de la escuela Lucila Godoy Alcayaga, un establecimiento rural que se sobrepone al aislamiento en medio del desierto por encontrarse en Michilla, un asentamiento minero ubicado a más de 110 kilómetros al norte de Antofagasta y donde vive un centenar de vecinos.
La pandemia también ha generado complicaciones, sobre todo en la conectividad a internet y las clases en línea, por lo que el matrimonio compuesto por la profesora Rosa Contreras Figueroa y el encargado de la escuela, Jorge Rodríguez, han tenido que idear distintas manera para llevar el conocimiento a los niños.
Los recursos son limitados, teniendo en cuenta que sólo la empresa Entel tiene cobertura en el lugar, pero eso no ha sido impedimento para que los alumnos -de primero a quinto básico en cursos integrados- puedan recibir los contenidos pedagógicos durante este complejo año. A los pocos que tenían internet o dispositivos se les envió correos, también se armaron videos entretenidos y además a los niños se les entregó el material en las puertas de sus casas.
Lo importante fue que, pese a toda la adversidad de la pandemia y lo que significa eso en una escuela rural que se levanta en un poblado en medio de pleno desierto, los pequeños pudiesen continuar con su aprendizaje.
En esta oportunidad una vez más innovaron para presentar contenidos de la mejor forma, un trabajo en equipo del que pieza clave fue su hija, Sandra, estudiante de Educación Parvularia que emulando el peinado de la Princesa Leia, llevó a los niños y niñas en este viaje por los ocho planetas del Sistema Solar.
Al final del recorrido Jorge, bajo la máscara de Darth Vader, se encargó de interrogar a los alumnas y alumnos sobre qué secretos descubrieron en su odisea espacial.
Rosa cuenta que su hija Sandra al estar en su último año de carrera debe realizar clases en vivo, lo que para hacerla más amena primero se apoyó con los títeres con los que ya habían trabajado en la escuela.
Cuando los alumnos llegaron a la unidad de Sistema Solar, los tres dieron rienda suelta a la imaginación y confeccionaron el planetario.
"Empezamos a soñar y se logró hacer un planetario dentro de la sala de clases, con efectos de luces. Ella (Sandra) me dijo 'mamá, yo quiero que los niños tengan su propio cohete'", dice Rosa.
Si bien la idea original fue para una clase de parvulitos de Sandra, la motivación fue tal que entre los tres armaron toda una experiencia interactiva espacial para los niños y niñas del establecimiento.
"Y se armó todo el asunto y salió genial cuando lo hicimos como última actividad pedagógica de la escuela, niño por niño el recorrido y con tiempo. Fue todo muy bonito y novedoso, le compramos a los niños stickers fosforescentes de estrellas y la luna para que lo pegaran en su casa y después se acordaran de la actividad. Fue muy linda".