Dedicado a Juan Rojas

Este es un poema para un amigo que partió:

Me he quedado en silencio,

porque tu partida me ha dejado sin palabras y la verdad es que no puedo evitar el llorar.

He recordado tantos momentos compartidos, malos y buenos

tantas horas de trabajo de noche y de día, muchas veces más allá de lo necesario.

Has dejado un gran vacío en nuestros cuerpos y en nuestros sentidos

de tan solo recordar momentos, que ya no volverán a ser los mismos desde que tú ya no estas.

Es difícil aguantar este golpe al corazón, pero así es la triste realidad.

Te nos adelantaste en el camino en el que todos debemos de transitar

Dios te quiso tener antes y así es su voluntad.

Te fuiste sin despedirte, pero creo que es mejor así, para recordarte así, como tú eras amigable y cordial.

Seco te decíamos por tu forma física, pero de cariño y amistad, la mente olvida pero el corazón no, él siempre se queda ahí en donde mueren los sueños, pero no la amistad.

Me quedaré con todos los momentos que vivimos en el Marcos Macuada y jamás te vamos a olvidar.

La nostalgia nos invade y la pena también, pero ya no sufrirás querido amigo, has encontrado la paz y así como la dulce melodía de un piano tu partida será tranquila y en paz.

Como quisiera detener el tiempo y echarlo atrás, pero no se puede, somos solo viajeros en el tiempo.

Algún día nos embarcaremos en ese vuelo eterno para no volver.

Amigo Seco, descansa. Dios está a tu lado y aunque sé que ya no volveremos a vernos, tu recuerdo siempre ha de quedar.

Me he quedado sin palabras y solo me resta decirte amigo Juan, vuela alto y no pares, sigue volando más allá de las estrellas para que desde allá nos puedas mirar y que tu fulgor hasta nuestros corazones pueda llegar.

Hasta siempre amigo Juan.

David Aguirre Yao