"Eran 24 horas sin parar, sin poder sentarte"
En julio, el Hospital Regional vivía entre ingresos y traslados de pacientes que no paraban de llegar. La enfermera Constanza Calvo estuvo en esos álgidos días en que sus pacientes se despedían de sus familias por teléfono, antes de ser intubados.
Aunque el récord regional fue el 20 de junio, cuando se informó de 387 casos nuevos en un día, la cantidad diaria de contagios durante la primera semana de julio no bajaba de los 200 en la región. En esos días, Constanza Calvo, enfermera que trabaja hace dos años y medio en el Hospital Regional de Antofagasta, le contaba a una colega por Whatsapp que la situación ahí dentro estaba al límite. Las camas críticas estaban agotadas y se estaban trasladando pacientes fuera de la región, pero otros llegaban desde Calama y a veces las camas no estaban listas después del aseo.
"Muchas veces tuvimos que secarlas (camas) con sábanas para poder recibir a los pacientes, porque el paciente se descompensaba en el piso, no podía quedar mucho en las unidades más básicas", recuerda.
El problema de las camas motivó a los traslados entre regiones. Solo podían viajar los enfermos más estables, con buena presión y frecuencia cardíaca. "Al ponerlos en vuelo se descompensan más los pacientes", dice Constanza Calvo. Una vez tuvo a un paciente que estaba listo para trasladarse a Santiago, pero por diversos motivos no se pudo. Tres días después lo concretaron.
Despedidas
La enfermera ha estado presente en los procesos de intubación de los hospitalizados. Tres horas en que hay que invadir, sedar, instalar sondas y monitoreos. Cuando los pacientes llegan despiertos, el médico debe explicarles lo que harán. "Tú le preguntas como enfermera si saben a qué vienen. Normalmente, los pacientes dicen no".
"Es muy triste cuando el paciente llega despierto porque tú le tienes que explicar con peras y manzanas lo que va a pasar, y ellos te piden un teléfono para poder despedirse de su familia y decirles que lo van a dormir y que no sabe cuándo lo van a despertar...".
Muchas veces no despertaron. Constanza Calvo dice que tuvo que aguantarse las lágrimas. Recuerda de un paciente que llegó de madrugada y lo vio despedirse de un familiar. La fuerte escena casi la hace colapsar emocionalmente. Sintió la presión del cansancio del cuerpo, la carga emocional, el dolor de un casco que aprieta. "A muchos pacientes les dices 'voy a estar acá al lado suyo, tranquilo'. Y estás con él y después no despertaron (…) y los entregaste muertos… eso te va debilitando a nivel anímico, es fuerte estar en la primera línea".
Todo el aprendizaje para estar ahí tuvo que ser rápido. Como ella era de otra unidad, hizo dos cursos para estar al nivel de los colegas y, al igual que muchos en el Hospital Regional, también dejó su casa para cuidar a sus familiares. Después vinieron largos turnos de 24 horas que la profesional debe entregar a las 8 de la mañana. "El día que estoy saliente lo duermo completo. No como, no hago nada", cuenta la enfermera.
Aunque la situación actual ya no es como esos días de colapso, Constanza Calvo dice que hay temor de que haya un rebrote. La posibilidad de revivir esa sensación de que ya no se puede más, entre traslados, ingresos y la incertidumbre. "Eran 24 horas sin parar, sin poder sentarte, sin poder hacer nada más que estar pendiente de tus pacientes".
Constanza Calvo relee los Whatsapp de esa semana. En el difícil momento, sus colegas trataron de apoyarse emocionalmente, pero no podían por tiempo, porque tenían otro ingreso.
"Todos tenemos miedo a un rebrote, que de nuevo estemos así".
Constanza Calvo,, enfermera del Hospital Regional de Antofagasta.
3 pacientes por una enfermera, es la dotación de paciente crítico en el Hospital.