Cartas
El día después
Estimado director:
Muy resumidamente, el 18 de octubre pasado marcó un antes y un después en Chile, en el gobierno, en el parlamento, en general en los chilenos.
Luego, surgieron los acuerdos, se aprobaron mejoras en el Congreso, se acordó realizar un plebiscito para decidir si se quiere o no una nueva Constitución, el que se realizará el 26 de abril próximo, en que habrá vencedores y vencidos.
Acuerdos más, acuerdos menos y cuando se pronostica un mes de marzo muy movido, en donde esta vez no solo habrá un "Súper lunes", en realidad, todos sus días tendrán su propio afán, comienzan las propagandas de las opciones "aprobar" y "rechazar", en realidad, todo lo anterior, es el prólogo para la pregunta de los 17 millones de chilenos.
¿Existen a estas alturas del partido, estudios serios, documentados, de carácter gubernamental, privados, de origen nacional y/o internacional que muestren con certeza cuáles serán las reacciones de los grupos que apoyan y/o rechazan el tener una nueva Constitución y de los que no están "ni ahí" con éste dilema político partidista, una vez que se conozcan los resultados finales? ¿O no se sabe nada, no hay nada previsto, solo la intuición, que más de algo puede pasar, y que como es muy común en Chile, se usará el dicho, en el camino se arreglará la carga?
Parece que se seguirá siendo 100% reactivos y no como todos esperan, 100% proactivos, con los altos costos que eso conlleva, graficados con todo lo que pasó desde 18 de octubre en adelante.
Queda más que claro que hoy no hay excusas posibles, el factor sorpresa es cuento viejo y rancio, las experiencias deben ser tomadas muy en serio, porque sería una decepción muy grande que después de todo este verdadero tsunami que sacudió a todo Chile, con plebiscito constitucional incluido, acuerdos políticos, mejoras en diversas materias y otras por venir, etcétera, los resultados no se asuman y no se respeten, dejando todo el gran debate de tener o no una nueva Constitución como tiempo y dinero perdido, demostrando lamentablemente que no fue algo que surgió de un estudio serio, sino que más bien del nefasto oportunismo político partidista.
Luis Enrique Soler Milla