¿Cómo es para condenados vivir con tobillera electrónica?
Reclusos que cumplen penas en el Centro Evangelístico Carcelario del sur del país se refirieron al uso del aparato, que cuenta con un total de 4.392 dispositivos vigentes a nivel nacional.
Juan P. Fariña López - La Estrella
Como medida alternativa para que condenados cumplan penas, se estableció el 2012 el uso de tobillera o brazalete electrónico en Chile. El objetivo de este mecanismo es que personas con penas sustitutivas, aquellas que un tribunal establece previa constatación de ciertos requisitos legales, estén bajo un sistema de monitoreo telemático, para que permanezcan por los plazos dictados por un juez en un Centro de Reinserción Social (CRS) de Gendarmería.
De acuerdo a la información proporcionada por la institución penitenciaria del Bío Bío, al 20 de septiembre de 2018 se registra un total de 4392 dispositivos vigentes a nivel nacional y 363 personas en la región cumplen condena mediante pena sustitutiva con monitoreo telemático, de los cuales 161 corresponden al CRS.
Para conocer la realidad de reclusos bajo este régimen, visitamos el Centro Evangelístico Carcelario de Concepción (Cecarcon), que colabora con Gendarmería. Al interior del recinto dos condenados por delitos menores, un hombre de 37 años y una joven de 25, accedieron entregar su testimonio sobre cómo es vivir con la tobillera, que funciona con señal satelital.
Cristopher es oriundo de Santiago y lleva tres meses con el brazalete por un robo en lugar habitado. "Ando con el grillete por robo en tiendas. Tengo otras condenas por robar en bodegas en Santiago, pero están cumplidas y he pagado con varios años preso", señaló.
Al ser consultado por la imposición de usar la tobillera y cómo funciona, el joven explicó que "es primera vez que me toca tener el grillete, que tiene un transmisor para comunicarse con Gendarmería y un GPS que les dice donde uno está. Es como un teléfono, que si te sales del perímetro que te dieron te llaman. Si son las 10 de la noche y salgo del Cecarcon, un funcionario te habla para decirte que debes entrar".
Agregó que "tengo que cargarlo unas dos o tres horas en el enchufe y te dura unos tres días. Cuando se acaba la batería se pone a vibrar. Esto es nuevo, antes teníamos que cumplir pena, dormir o firmar".
Respecto a las dificultades que les genera portar el dispositivo en su tobillo, indicó que "es incómodo para dormir no más, pero para bañarse. En agua salada hay que salirse después de unos 20 minutos para que no se eche a perder. Cuando salgo a la calle trato de taparme la tobillera, porque es incómodo que la gente te pase mirando, además lo primero que hacen es verte los pies".
Sobre infringir el régimen o romper el aparato, manifestó que "si no cumples con las normas le avisan al Juzgado y te dan más días con el grillete, al final se te alarga más el proceso. Es bastante desagradable, pero te ayuda a controlarte, si te desapareces te sale al tiro una orden de detención", manifestó.
En relación a la reinserción social, Cristopher opinó que "llevo años en la delincuencia y ahora busco hacer las cosas bien. Es difícil, porque a uno no le dan trabajo con tantos antecedentes ¿Quién te va a dar pega así? Para la sociedad no somos creíbles, ni siquiera para nuestras familias, uno tiene un pasado medio fome por hacer muchas cosas malas".
Añadió que "dentro de una cárcel uno ve finaos todo el rato y te aburres de eso. En la prisión de San Miguel se murieron caleta de amigos, yo llevaba una semana en la calle antes que la torre que se quemara. Ya no quiero estar más privado de libertad, ahora estoy de comerciante, comprando mercadería que después revendo".
Por su parte, Corina también es parte del Cecarcon y cumple una pena con tobillera electrónica por el delito de hurto en el sur del país. "Al principio me dejaron con firma por ser mechera en supermercados, pero como nunca fui a hacerla me quitaron eso y ahora tengo que cumplir la causa con la tobillera... Después tengo que volver a Santiago, donde tengo otra causa que es por tráfico y son 101 días. No sé si me va hacer firmar o llevar otra vez grillete", expresó.
De sus sensaciones por portar este aparato, indicó que "no salgo mucho de la casa y tampoco tengo vicios, entonces no me controlan tanto. El brazalete me molesta para dormir y tengo que acomodarme en las noches. También tengo que cuidarme de hacerme heridas, porque soy diabética, pero no es nada de otro mundo".
Agregó que "trato de cumplir con lo que me piden y estar a las horas que tocan en el centro. Igual cuando voy a la iglesia con otros hermanos me siento incómoda, porque aunque me ponga faldas largas igual me miran la tobillera. Me metieron miedo que era mucho peor, pero hay que cuidarse que no se eche a perder".
Sobre el uso de la tobillera y si genera cambios en los internos, el pastor Fernando Tardón, a cargo del Cecarcon, sostuvo que "es algo relativo. Por un simple aparato la gente no va a dejar de delinquir, muchos se sacan la tobillera y siguen en lo mismo, hemos tenido casos así... El cambio radica en una transformación a nivel mental, nosotros nos preocupamos mucho del factor humano y tratar que la persona vuelva a la sociedad, pero eso no siempre es posible".
Funcionamiento
Según los datos de Gendarmería, a nivel nacional la Región del Bío Bío ocupa el tercer lugar con mayor número de tobilleras operativas o vigentes para control de reclusión parcial (por detrás de la Metropolitana y Valparaíso).
El funcionamiento de los dispositivos es administrado por el Departamento de Monitoreo Telemático, que depende de la Subdirección Técnica.
Este sistema apunta a mejorar la ejecución de una sanción penal, también considerando que el cumplimiento de condenas en el medio libre incentiva la reinserción social de condenados.
El coronel Diter Villarroel Montecinos, director regional de Gendarmería Bío Bío, recalcó que este mecanismo de control "evita el contagio criminológico al interior de unidades penales; facilita el mantenimiento de relaciones familiares y le permite al penado mantener actividades laborales que contribuyen a su proceso de reinserción efectivo".
Agregó que "los incumplimientos son informados al tribunal que lleva la causa, órgano que debe evaluar las medidas judiciales a decretar, que pueden ir desde la revocación de la medida a la extensión temporal del cumplimiento de la pena, o bien la intensificación de la misma".
Consultado por las tobilleras electrónicas y los condenados que pueden optar a este sistema, Sergio Vallejos, seremi de justicia, señaló a los medios que "el monitoreo telemático es una forma de cumplimiento de penas sustitutivas. Opera en casos como reclusión parcial, la libertad vigilada intensiva, que supervisa que el penado no pueda acercase a una persona o deba permanecer en un lugar determinado según una sentencia judicial, y la libertad vigilada intensiva en contexto de pena mixta. Esto sujeto a la factibilidad que deben determinar los centros de reinserción social", finalizó.
363 personas cumplen condena mediante pena sustitutiva con monitoreo telemático.