El enigmático vendedor del paradero de Avenida Argentina
Calameño de 89 años llega cada día a improvisar su negocio en un paradero para ofrecer sus curiosos productos.
Cristian Castro - La Estrella de Antofagasta
El dice que lleva una semana en Antofagasta, pero algunos vecinos aseguran que su presencia en esa esquina data de hace más de un mes. Su nombre es Hernán Gonzalo Orozco (en noviembre cumplirá los 90 años), oriundo de Calama, su rutina cada mañana de hace algún tiempo hasta ahora, ha sido la misma: levantarse, tomar té, coger su bastón y su bolso, y dirigirse a abrir su tienda ubicada en un paradero en plena avenida Argentina.
Para todos los gustos
La mercancía que tiene Don Hernán para ofrecer es la siguiente; un cuadro donde aparece un bosque, un río y un gallo con las alas abiertas, dos bolsos de cuero (negro y café), un par de zapatillas y otro par de sandalias para mujer, un casco minero, un gorro negro, la tapa de una Biblia con antiguas monedas de un peso adheridas a ellas y un plato atestado de monedas de diferentes países y épocas, las cuales exhibe con orgullo y dice que son las que le reportan el grueso de sus ganancias.
Todos estos objetos Don Hernán los coloca a lo largo de la banca de un paradero ubicado en las intersecciones de calle Díaz Gana con Avenida Argentina, y según reconocen los vecinos, cada mañana llega al lugar a eso de las 10:00 para ofrecer sus productos y retirarse poco antes de las una de las tarde.
Coleccionista
A pesar de los curiosos productos que comercializa, los conductores aprovechan la luz roja del semáforo para comprarle algunas monedas, al igual que los peatones que pasan por el sector, ya que dicen que nunca antes habían adquirido divisas antiguas a tan bajo precio, ya que el calameño las ofrece a un promedio de $300.
"Coleccioné durante muchos tiempo monedas, siempre me gustaron. Pero ahora ya no me son de ninguna utilidad, ¿para qué las quiero? Poco me queda aquí, así que mejor me sale venderlas y así aprovecharlas de algo, es una pena, pero hay que ser prácticos", dice el comerciante.
Este hombre cuenta que trabajó gran parte de su vida en minas artesanales al interior de la región, no tiene hijos y dice que el único familiar que recuerda es una sobrina.
"Ya viví demasiado, hice todo lo que tenía que hacer, así que me deshago de todas estas cosas porque ya no estoy para vivir de recuerdos, no sirve de nada", asegura.
Tal vez ahora no se encuentre en su paradero vendiendo sus recuerdos ya que dijo que hoy partiría a primera hora a Calama, o tal vez sí. Como sea, su presencia ya no pasa desapercibida para quienes viven allí, ya que a pesar de su aparente soledad, los vecinos están atentos a él y le cuidan.
300 Pesos, sale en promedio las antiguas monedas extranjeras que vende el calameño.
Dos Mil, pesos le reportan generalmente la venta de sus antigüedades en la concurrida esquina.