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Al pasar cierta edad, y con la consecuente baja en los niveles de testosterona, a los hombres les viene una especie de bajón anímico, físico y, a veces, espiritual que repercute en todos los aspectos. Así, las ganas, la frecuencia y el desempeño en la vida sexual no escapan a esta tendencia, que parece ser irreversible e inevitable. Hasta ahora.
La investigación
Un estudio conducido por el endocrinólogo Peter Snyder sobre el efecto de suplementos de testosterona en 51 mil hombres mayores a 65 años arrojó que éstos medicamentos pueden beneficiar de gran manera a estos abuelitos. Esta muestra fue divida en dos grupos, el de estudio y el de control. Al primero se le administró un gel de testosterona y al segundo un placebo. Sobre todo en el primer año de uso, se apreció un alza en el apetito sexual y en el humor en el grupo de estudio.
"La testosterona aumentó la actividad sexual, el deseo sexual y la función eréctil", aseguró el doctor Snyder.
Un caso feliz
Dave Bostick, un retirado consejero vocacional de Pittsburgh participó en el estudio en el primer grupo. Durante el tiempo que fue observado, desarrolló un libido más robusto, afirmó. Pero aún más importante, según él, es que se sintió más feliz. Tenía más energía y su entusiasmo por tratar nuevas cosas -como clases o intereses- fue restaurado. Su participación en el estudio acabó hace más de dos años pero él sigue tomando testosterona.
La investigación, en tanto, seguirá en desarrollo para buscar posibles efectos secundarios.