Diez días se iba a quedar de visita Fidel Castro, líder de la revolución cubana que en noviembre del 71 visitaba Chile. Al final, se quedó casi un mes, pero recorrió casi todo el país. Antofagasta fue la segunda escala tras Santiago: dos mil personas lo esperaban en Cerro Moreno para recibirlo con acto oficial, donde el alcalde Miric lo declaró Hijo Ilustre de la ciudad.
Cuando ya venían viajando hacia el centro, Fidel pidió parar el auto. Le impresionó tanto la aridez del desierto que se bajó solamente a tocar la tierra que en Cuba, país tropical, no conocía. Se tomó un par de fotos en los arenales de La Portada y se vino al Hotel Antofagasta a dar el primer discurso. Le costó sí: había tanta gente, que los autos no podían ni avanzar.
Hay un problema con el comandante: sus discursos son larguísimos. Los trabajadores del puerto esperaban que Fidel los pasara a ver, pero en la Universidad de Chile el diálogo se extendía más de la cuenta. Contestó cuatro preguntas en dos horas y media. "Perdonen que haya sido tan extenso en mi respuesta", se excusó antes de deslizar -discretamente- que tenía sed. Alguien le ofreció una Coca Cola, pero Fidel prefirió una Fanta.
El primer ministro cubano preguntaba sobre todo lo que veía a su paso, anotando en una libreta lo que le decían. Después, en los discursos, podía hablar sobre los problemas del salitre con un manejo que impresionaba a todos. Cuando ya iban por Chuqui, hacía calor y varios acompañantes estaban sofocados por la altura, pero él estaba enérgico y no se cansaba. Uno de ellos insinuó a Fidel que era hora de almorzar. "Tengo toda la noche para almorzar", le dijo. "Para mí es más importante conocer el proceso del cobre que almorzar".
Subieron a la mina y acercaron al visitante al pique. "Esto es lo más impresionante que he visto en mi vida", mencionó. Ahí, instó a los trabajadores a esforzarse más y colaborar con el gobierno del Presidente Allende. "No sólo se es un revolucionario heroico combatiente en el campo de batalla. También se es heroico trabajando más y produciendo más para contribuir al progreso y bienestar del país", dijo.
Fidel también visitó Pedro de Valdivia y María Elena, pero lo quería hacer por el camino costero. En Cobija se bajó a hablar con unos mariscadores que andaban trabajando por ahí y aprovechó de comer erizos. Entusiasmado, en María Elena se puso a jugar básquetbol con el equipo local, pero resbaló y cayó a piso. La única foto que se tiene de esa caída la compró una agencia y dio la vuelta al mundo.