Raúl Sohr, un reputado periodista y experto en conflictos internacionales, escuchó atento el último anuncio de Jorge Sampaoli y ensayó una mueca indeterminada. El entrenador, explicamos, confesó que para Copa América desea contar con 11 kamikazes. Y eso a Sohr, el perito en terrorismo, le causó gracia.
El analista considera que la metáfora es exagerada. Especula que Sampaoli difícilmente conoce la etimología de la palabra kamikaze. Y añade, también, que si el DT planea aplicarla al fútbol está profundamente confundido.
El señor Sohr relata que el concepto nació en Japón cuando, en medio de una batalla épica, una ráfaga de viento hundió a una flota que amenazaba a la isla. El fenómeno fue bautizado como kamikaze, y años más tarde se aplicó a los pilotos suicidas que dejaban caer sus aviones en los busques enemigos durante la Segunda Guerra Mundial.
El señor Sohr, entonces, apela a una verdad histórica: el kamikaze es sinónimo de muerte. Y eso al señor Sohr, cuando piensa en Copa América, le resulta preocupante.
El suicidio
El experto en fenómenos bélicos -una especie de almanaque viviente- imagina al equipo de Sampaoli y augura un futuro desastroso. Durante la Segunda Guerra, explica, los pilotos suicidas se caracterizaron por su ineficacia. Es, desliza, una táctica obsoleta.
"Los kamikazes fueron muy poco efectivos. Tenían un efecto psicológico pero en términos bélicos y de hundimiento de buques, tenían un resultado marginal", analiza.
¿Los kamikaze, dice, están destinados a morir?
Absolutamente, no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir. Los aviones tenían combustible para llegar al blanco y no volver. De hecho ellos hacían un ritual porque sabían que no iban a volver.
Imaginamos a la Selección imitando el ritual en el camarín. Gary Medel, suponemos, sería el encargado de la arenga. Jorge Valdivia, es probable, aportaría con el licor sagrado que tomaban los pilotos. Y Jorge Sampaoli haría la bendición final. Todo antes de salir a la cancha y entregarse a la muerte. La idea, da a entender Sohr, parece poco seductora.
El analista, además, dice que la cultura chilena no está preparada para una filosofía suicida. En Japón, cada vez que el gobierno realizaba una convocatoria para kamikazes, hordas de ciudadanos acudían al llamado. Había, relata, una sobre oferta de suicidas potenciales.
Los anarquistas chilenos, en cambio, no parecen dispuestos a morir. Y, para explicarlo, el señor Sohr hace una comparación: "En Japón el lema es "patria o muerte", acá es "patria o heridas leves", jajajá".
-¿Dice, entonces, que el plan de Sampaoli corre peligro?
-Sí, yo creo que tendría que ir a reclutarlos a otro lugar del mundo. No es nuestra cultura.
-¿Qué opina de los equipos kamikazes?
El buen fútbol es producto de muchas cosas. El estado de ánimo y la voluntad es una y no necesariamente la más importante. El concepto de kamikaze me evoca el voluntarismo y en el fútbol con eso no basta.
-¿El fútbol es una guerra, señor Sohr?
-No, de ninguna manera. Sun Tzu, a mi juicio el mayor filósofo de la guerra, dijo que la mejor estrategia es la que nunca da batalla: ganar sin pelear. Explícame cómo vas a ganar un partido sin pelear.
Si Sampaoli, termina Sohr, planea ganar la Copa, debe cambiar la estrategia. Los kamikazes mueren, filosofa el perito. Y así es poco probable quedarse con el título. J