El científico que convierte la basura en vidrio
Definir a Iván Cornejo, profesión científico de materiales, es difícil. Sus investigaciones y descubrimientos realizados producto de su pasión por la ciencia, han llegado a tal nivel que podríamos decir, literalmente, que el chileno radicado en Estados Unidos fue capaz de crear vidrios a partir de basura. Tal cual.
Iván nació en nuestro país en el verano de 1962. "Mis raíces son de los barrios pobres de la capital, de esos en que se piensa que no hay esperanza o posibilidad de salir adelante. De esos barrios que los gobiernos olvidan y la sociedad trata de tapar", cuenta al correo desde el estado de Colorado, en Estados Unidos.
Su padre murió muy joven, y junto a sus tres hermanos tuvieron que adaptarse a la nueva realidad. Su mamá tenía 38 años por entonces, y quedó sola con los niños. Iván recuerda que ella les enseñó el valor que la educación tenía en sus vidas, inculcándoles que la única posibilidad de salir adelante en la vida, era educándose.
No se equivocó: él es científico de materiales, y sus tres hermanos actualmente son ingenieros. Uno de ellos de hecho trabaja en nuestra región, de superintendente en la Mina Ministro Hales.
EL SUEÑO AMERICANO
El ahora científico cuenta que su primer liceo fue en San Miguel, en Santiago. El Andrés Bello, número 6. "Tuve muchos profesores de vocación que instaron en mí la curiosidad y el deseo de aprender. Y más importante aún, el ser mejor y alcanzar mis sueños y metas".
Las clases de esos esforzados maestros de escuelas públicas lo motivaron por la física y las matemáticas. Fue así, que en 1981 entró a la entonces Universidad Técnica del Estado (conocida hoy por Universidad de Santiago de Chile) a Licenciatura en Educación en Física y Matemáticas.
Por entonces el país estaba en plena crisis, provocada por un dólar inflado a la mala a $39, que terminó con nuestra economía por el piso. Todos la estaban pasando mal. Para sobrevivir, Iván hacía clases en colegios nocturnos, o clases particulares de vez en cuando. Así, podía sobrevivir con su esposa y su hijo de sólo dos años.
Pero había que seguir adelante. Por eso decidió postular en grande, a una universidad de Estados Unidos. Allá llegó en abril de 1987, y durante cuatro meses trabajó reparando casas y aprendiendo inglés intensivo. Su hermano lo invita a los laboratorios de su universidad, y algo le hace click en ese momento.
-En uno de esos laboratorios vi un experimento que marcó mi nuevo rumbo. En un contenedor de vidrio había un pedazo de cerámica de color negro, con forma de pastilla. Sobre esta pastilla había un imán de unos 3 a 4 mm de diámetro. El estudiante a cargo del laboratorio puso nitrógeno líquido en el contenedor, ¡y como por arte de magia el imán empezó a flotar!
Ese flechazo fue como los amores a primera vista. Tanto le impactó el tema, que Iván habló con el profesor que estaba a cargo del proyecto. Esa cosa negra que vio era un material recién descubierto, y era calificado como un superconductor. La cosa le dio tantas vueltas hasta que decidió estudiar Ciencia de Materiales, egresando en 1991. Cuando obtuvo su doctorado, el 94, estuvo un tiempo en Chile. "Quise quedarme… pero no se pudo", dice.
BASURA Y EL VIDRIO
En uno de sus múltiples experimentos cuando ya era todo un capo en la materia, logró darle el palo al gato. "El interés por reciclar basura es un concepto antiguo. Recuerdo los "hueseros" de mi barrio, donde reciclaban desde el cartón al vidrio. Eran emprendedores que se anticiparon en décadas al concepto de sustentabilidad, que hoy creemos que es nuevo", explica Iván.
Según cuenta, los investigadores e ingenieros extraen metano, nitrógeno y fósforo de la basura, pero luego de la extracción siempre quedó la ceniza del desecho. A partir de ese valor agregado, Iván logra extraer la materia prima necesaria para hacer vidrios o cerámicas. Un ejemplo: por cada kilo de arroz que comemos en la casa, se genera 250 gramos de basura, aproximado. "La basura es rica en silicio (20%), que es esencial para la producción de vidrios", cuenta.
No sólo con arroz se puede hacer la gracia. Con cáscaras de plátano, de maní, cáscaras de huevo, corontas de choclo… etcétera. Ahí salen distintos tipos de vidrio. De hecho, Iván piensa que se pueden emplear los mismos conocimientos y métodos para funciones como la extracción minera, por ejemplo. A Iván le gusta matizar sus ideas con ejemplos.
-Yo creo que si cada vez que hacemos café en grano botamos casi el 90% a la basura, de ese 90%, cerca del 47% es agua, 1% es aceite, 49% es dióxido de carbono, y tres minerales. Starbucks (empresa que vende cafés en todo el mundo, en Santiago hay varios) desecha cerca de 95.000 toneladas de café usado por año. Esto es equivalente a desechar 17 piscinas olímpicas de agua, y mineral equivalente al peso de 14 Estatuas de la Libertad…
VOLVER A CHILE
Mientras tanto, el científico está trabajando como gerente de innovación en Georgia-Pacific. "La idea es descubrir e implementar nuevas tecnologías en las áreas de química y ciencia de materiales", explica Iván. Así, se ve en el futuro implementando nuevas tecnologías en las áreas de química o ciencia de materiales. Pero para eso, dice, se necesitan más jóvenes preparados en el tema. "Necesitamos profesionales diversos, altamente motivados, y con actitudes positivas pero críticas", dice.
-Chile está y siempre estará en mi corazón. Traté de volver el '94 pero fue difícil. Me gustaría mucho volver y ayudar en lo que se pueda.