No hay caso: hasta a balazos destruyen Mano del Desierto
SEBASTIAN ROJAS
@ANTOFAVAL
Antes de llegar al espacio donde se ubica la Mano del Desierto, -obra construida por el escultor Mario Irarrázabal en 1992- existía un letrero que hacía un llamado a la conciencia de quienes visitaban la estructura, para que la evitasen rayar. 'No me rayes ni me destruyas, así podré decir que me ha visitado un amigo', rezaba el cartel hecho de gruesa lata. Y dos veces lo destruyeron, ambas veces a punta de balazos.